Periodismo y ética – Por José Toledo Ordóñez – 1 de junio de 1998
Columna Cimientos – pepo@guate.net – Redactado para Prensa Libre
Es labor de los columnistas producir información sobre hechos o ideas para luego emitir opinión propia con el propósito de orientar o influenciar la opinión del público. En este proceso se producen agresiones entre colegas. El domingo pasado el escritor Mario Monteforte Toledo renunció de el Periódico en una escueta nota dirigida a su Presidente José Rubén Zamora; el motivo fue uno de estos ataques.
Hugo Ordóñez Porta la emprendió por primera vez contra Monteforte Toledo hace unos meses; el tema era la economía de mercado; Ordóñez terminó su artículo diciendo: «De Monteforte, sin intentar desvalorizar su valía literaria, quizás habrá que decir: La economía no es su fuerte.» Atacó sus ideas, lo cual es válido, aunque lo hizo en un tono un tanto irrespetuoso.
Ordóñez Porta vuelve a la carga la semana pasada; esta vez el tema fue la entrevista con dimensiones de libro que el escritor le hiciera al expresidente Vinicio Cerezo. En esta ocasión Ordóñez Porta pasa del ataque a las ideas al ataque personal; del tono irrespetuoso al insulto y la calumnia. Refiriendose a la entrevista, escribió: «Solo evidencia la baja catadura moral del autor y del entrevistado…». Al final de su artículo, dice: «…tenemos que soportar que la escoria de la sociedad y los abanderados de la corrupción, intenten navegar con bandera de ciudadanos decentes, gracias al trabajo de acomodaticios escritores contratados a destajo…».
Ordóñez Porta presentó dos días después una disculpa al agraviado y a los lectores; me pareció sincera y bien hecha. Sin embargo, Monteforte Toledo condicionó su permanencia en el Periódico a la expulsión del arrepentido ofensor. José Rubén Zamora no aceptó aduciendo dos razones: primero, ya hubo una disculpa; segundo, existe libertad de prensa.
El caso tiene otras aristas. Ambos columnistas pertenecen al consejo editorial de el Periódico. Monteforte Toledo contribuyó enormemente y con gran entusiasmo a la creación de este diario en solidario apoyo a su Presidente José Rubén Zamora cuando salió de Siglo XXI. Sin embargo, respeto la forma en que éste último maneja su negocio; estoy seguro de que al final quien más pierde en este asunto es el Periódico.
En su carta de renuncia, Monteforte Toledo nos recuerda el viejo sistema que utilizan ciertos abogados. En el escrito le mientan la madre al juez, pasan una línea encima del texto y al terminar dicen: «Lo tachado no vale.» No pocos ciudadanos han sido objeto de graves e infundados señalamientos en la prensa; la aclaración sale después en letra pequeña y en un lugar en donde no necesariamente va a ser leído por las mismas personas. La disculpa no necesariamente repara el daño causado.
Todo ciudadano merece respeto, no digamos una figura como la de Mario Monteforte Toledo quien tanto esfuerzo personal y tanta gloria le ha dado a Guatemala. También pienso que la libertad de prensa debe tener como límites la ética y el respeto al derecho ajeno; como ejemplo, el derecho de libre locomoción no nos faculta a circular en vía contraria. Muchos creen que el concepto de ética es subjetivo y difícil de delimitar; yo lo veo tan simple como recordar la llamada regla de oro: «No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a tí mismo». Espero que este lamentable incidente tenga como aspecto positivo el sentar precedentes acerca de la forma de practicar periodismo en el futuro.