Prensa Libre, Opinión, columna Cimientos, 10AG96
Cuando hablamos de falta de ética en el ámbito empresarial, lo primero que se nos viene a la mente son los empresarios que dan mordidas. venden libras de 14 onzas, cobran a los clientes reparaciones innecesarias, abusan de los accionistas cargando gastos personales a la empresa, etcétera. Otros peores negocian privilegios en contubernio con los gobiernos para obtener protección para sus
productos a costillas del público.
Los empleados también tienen su pecado. Muchos le restan importancia al robo con frases como la empresa aguanta, robo poquito o no lo van a notar. Otros cometen el robo tal vez más perjudicial a la empresa: el robo de tiempo. Los sindicatos también buscan privilegios para justificar su existencia a costillas de la
cantidad de puestos de trabajo. Lamentablemente esta actitud ha trascendido al ámbito familiar, donde los padres enseñan sus hijos lo que defino como la cultura del ventajismo. La consigna parece ser obtener ventaja del prójimo.
En realidad, el concepto de ética empresarial va mucho más allá de dejar por un lado estas prácticas inmorales. Un empresario ético responde al reto de conjugar la ganancia económica con la ganancia social. Produce bienes y servicios que satisfacen a la sociedad y generan el máximo valor agregado. Contribuye al desarrollo integra de los miembros de la sociedad en que se desenvuelve propiciando el bien común. Actúa subsidiariamente con sus socios y solidariamente con las demás agrupaciones Sociales. Las ideologías como fundamento de la sociedad no tienen cabida dentro de este concepto.
Es alentador ver que en Guatemala hay un creciente número de empresarios modernos y exitosos que practican una nueva cultura corporativa basada en la moralidad. El empresario ético sabe que el servicio al cliente comienza por el cuidado al empleado. Considera al empleado como el activo más importante de sus empresas, aunque en la nómina se les coloque del lado del gasto en los estados financieros. Está consciente de que un servicio al cliente excepcional requiere de gente excepcional.
Aquí cabe la pregunta: ¿Qué voy a obtener con aumentar sueldos? Cuidar del empleado no significa aumentar sus ingresos en forma ‘paternalista. Esto hasta puede llegar a ser denigrante y la respuesta no va a ser necesariamente un mayor rendimiento. La clave esta en hacerlo participar de las ganancias de la empresa. Basta darle al empleado la oportunidad de mejorar sus ingresos. Esto no tiene que ser necesariamente a través de acciones. Una sociedad puede tomar muchas formas, como por ejemplo una comisión o pago a destajo. Así, los intereses del empleado y la empresa serán los mismos.
Dice un viejo: dicho: “Se puede trasquilar a una oveja por muchos años, pero solamente se le puede despellejar una sola vez”. El empresario ventajista está enfocado en obtener ganancias a corto plazo. Se quiere comer o a la oveja. El empresario ético produce ganancias a largo plazo. Cada año puede trasquilar
a la oveja. La sobrevivencia de su empresa está asegurada.
La fórmula del éxito es muy sencilla: comienza con el cuidado al cliente basado en el cuidado al empleado. Clientes satisfechos se traducen en ventas repetidas. Después de esto la productividad y las ganancias vienen solas. Lo que es mejor, ganancias a largo plazo.
¿Sera que estos empresarios exitosos practican la ética parque son altruistas? Difícilmente. La practican porque es un buen negocio. En un mundo en donde se impone un nuevo orden económico basado en la competencia y en el libre mercado, solamente serán viables las empresas lideradas por empresarios enfocados en la satisfacción del consumidor. No cabe duda. La ética es rentable.