Más sobre el Impuesto de Circulación de Vehículos – 13 de julio de 1997
Por José Toledo Ordóñez – Redactado para editoriales de Prensa Libre
Hace dos semanas comentamos en esta columna sobre el llamado Impuesto de Circulación de vehículos. Mencionamos cómo no se toma en cuenta el hecho generador del impuesto. También hicimos ver lo antitécnico que es, ya que cada año el Ministerio de Finanzas elabora listados con aproximadamente 35,000 valores específicos; esto lo hace ineficiente y caro de recaudar.
Mi propuesta fue cobrar el impuesto en base a cilindrada del motor y tonelaje conforme a la siguiente tabla:
Vehículos de pasajeros: de 0 a 2,000 cc y de 2,000 cc en adelante
Vehículos comerciales: de 0 a 3.5 toneladas y de 3.5 toneladas en adelante.
Esta tabla se basa en dos conceptos: 1. A mayor peso, mayor deterioro de las carreteras. 2. Un carro comercial circula más. Generalmente un carro de pasajeros se usa un promedio de 18,000 kms. al año, mientras que uno comercial se usa un promedio de 50,000 kms (casi tres veces más).
Releyendo “Las catilinarias fiscales” (1990) del buen amigo Martín Argueta me encontré con la historia de Chilo, un célebre personaje de Coatepeque “que corría por las calles, rechinaba las llantas, hacía saliditas de gánster, degastaba pavimento y suela. Chilo obedecía semáforos y pedía vía, pero…¡Chilo no tenía vehículo!”. Murió cuando haciendo todo el protocolo de echar gasolina un atarantado que pasaba por ahí tiró un fósforo.
Según cuenta Martín, por muy mala suerte que tuvo Chilo se salvó de cumplir con todos los requisitos que en aquel entonces se exigían previos a poder pagar el Impuesto de Circulación. No perdió largas horas haciendo cola para la famosa revisión de frenos, no tuvo que sacar su boleto de ornato ni su solvencia de parquímetros. Tampoco tuvo que pasar largos minutos en los puestos de registro explicando que el IDEM en la Tarjeta de Circulación significa que el número de motor y chassis es el mismo. Finanzas se niega a modernizarse y mantiene la casilla para anotar el número de motor en las tarjetas de circulación. Sin embargo, muchas cosas han mejorado desde ese entonces. Ya no se exigen requisitos previos a pagar el impuesto. A sugerencia del mismo Martín Argueta, ahora se puede hacer efectivo en los bancos del sistema evitando las colas de última hora. El hecho de que el motor es una pieza normal de recambio y su número no identifica al vehículo, es reconocido por primera vez en el recién publicado Reglamento de la Ley de Tránsito. La llamada Ley Reguladora del uso de Placas fue otro acierto. Ha disminuido notablemente el uso ilegal de placas extraneras, limitandolas a los verdaderos turistas. Falta el verdadero propósito del impuesto.
Siguiendo con las catilinarias, “El Impuesto de Circulación en cualquier parte del mundo grava el uso de calles y carreteras, menos en Guatemala; aquí es un impuesto más al patrimonio; es un impuesto que castiga el éxito y se olvida de su verdadera naturaleza.”
Volviendo a mi propuesta, el año pasado pagaron Impuesto de Circulación 570,183 vehícyulos y se recaudaron Q46.7 millones. Quitando motos y tractores, el saldo es de 509,289 vehículos. Los carros de pasajeros considerados de lujo (con motor arriba de 3,000 cc) son apenas el 7% de esta categoría. Por castigar a estos pocos vehículos Finanzas apenas logra una recaudación promedio de Q81.90 por vehículo. Como comparación, en Estados Unidos un cabezal paga varios miles de dólares al año por la placa. Aplicando las tablas propuestas Finanzas puede fácilmente lograr una recaudación promedio de Q200 por vehículo con lo cual más que duplicaría la recaudación. Finalmente, las kilométricos listados de Finanzas en donde cada año se consigna el valor apreciado del vehículo (lo digo porque misteriosamente sube) y que se usan como base para el cálculo del impuesto, son anticonsitucionales. Solamente el Congreso está facultado para fijar impuestos.