Pepo Toledo: “Han sido 10 años muy intensos y satisfactorios” Toledo incursionó por primera vez en la escultura a sus 58 años. Hace 10 años realizó su primera obra y actualmente cuenta con 57 exposiciones individuales y 38 esculturas públicas. Su trabajo ha sido expuesto a nivel nacional e internacional.
Pepo Toledo nació en Guatemala en 1951. Desde pequeño manifestó su interés por el arte y en la actualidad es reconocido por su labor como promotor cultural. Siempre demostró su talento para el dibujo y la escritura, y cuando cumplió 58 años decidió incursionar en la escultura. Ahora celebra 10 años de una fructífera carrera que lo ha llevado alrededor del mundo y que le ha permitido promover sus obras y poner el nombre de Guatemala en alto. Publinews conversó con el artista sobre sus inicios, sus influencias y la manera en la que el arte puede ser una manifestación necesaria e importante durante tiempos de crisis.
- ¿Por qué decidió incursionar en la escultura?
Desde joven tuve relación con el arte en muchos aspectos. Cuando era pequeño hacía dibujos y caricaturas, algunos profesores me castigaban y otros me pedían copia. El gusanito del arte estuvo presente desde joven. El empujón fuerte lo tuve cuando mi tío abuelo, Monteforte Toledo, regresó del exilio en 1986. Empezaron a frecuentarlo literatos, músicos y artistas plásticos y yo tuve la oportunidad de conocer a sus amigos, muchos que eran de la edad de mi abuelo. Desde joven tuve amigos viejos, siempre me ha gustado aprender y solía frecuentar a los amigos de mi papá y a los de Monteforte. Es así que conocí a artistas y personajes como Efraín Recinos, Luis Díaz y Marco Quiroa, entre otros. En 1988 hicimos la Fundación Monteforte Toledo con la idea de premiar a los centroamericanos y muchos de los fundadores fueron artistas. La fundación estaba enfocada en literatura con apoyo de artistas. A Monteforte se le ocurrió la idea de hacer una película autobiográfica, pero murió cuando iba por la mitad y yo tuve que terminarla. Me convertí en cineasta de la noche a la mañana. De la película nos quedó equipo y conocimiento, y sobre todo las ganas de empezar a documentar la vida y el trabajo de Monteforte y de sus amigos por medio de libros y películas. Todos los jueves teníamos almuerzos culturales con el grupo de amigos de Monteforte. Sin duda, el amigo más cercano y de entrañable amistad para mí fue Efraín Recinos. Por casi 25 años pasaba por él al Teatro e íbamos a comer, principalmente al Centro Histórico, no fallábamos. Así me fui involucrando en el arte. Empecé a pintar los fines de semana y hace 10 años tomé la decisión de incursionar en la escultura. Fue algo muy intenso y explosivo. Después de tantos años de estar rodeado de estos personajes, las ideas las tenía amontonadas en el cerebro, haciendo cola por salir y lo que me faltaba era tiempo para realizarlas. Queda claro que el maestro Efraín Recinos tuvo un papel importante en su carrera… Efraín Recinos fue una influencia grande en mi vida, no solo en su calidad humana, sino en cómo desarrolló y manejó su arte. También en cómo sacó el arte a las calles y dialogaba con el público, la vegetación y las formas urbanas. Todo eso me lo inculcó Efraín. Algo muy importante que aprendí de él fue el ingrediente de locura, era algo que nos gozábamos mucho. Yo lo llamaba “El Extraterrestre”.
- ¿Qué le han dejado estos 10 años de carrera como escultor?
Todos los sucesos me fueron llevando al momento en que tomé la decisión de hacer escultura a los 58 años. Han sido 10 años muy explosivos y gracias a Dios ya tenemos 57 exposiciones individuales y 38 esculturas públicas. En muy corto tiempo hemos estado en lugares como París, Ginebra, La Haya, Ámsterdam, Estados Unidos, México, Costa Rica y muchos más. Ha sido un peregrinaje por varios países que gracias a Dios nos han abierto sus puertas. Uno de los proyectos más conocidos e icónicos es el “Ángel de la paz”. La serie “Ángeles” la hice en octubre de 2012 en honor a Efraín Recinos, al año de su muerte. El primer “Ángel de la paz” internacional se presentó en México un año después, primero en El Zócalo y luego se instaló en el Circuito de las Naciones con otras 18 esculturas por la paz alrededor del aeropuerto. Esta escultura revitalizó el proyecto que ya tenía años de estar dormido. Luego tuve la oportunidad de instalar uno en Washington, en el Museo de Arte de las Américas. Otros muy icónicos fueron en Alemania y en el Jardín de Naciones Unidas de Ginebra. Recuerdo que el día que inauguré este último fue el mismo día que destruyeron dos de mis esculturas en una manifestación en la Sexta Avenida. Mis primeras dos esculturas públicas fueron para inaugurar el Paseo de la Sexta, un oso y un toro. El oso representaba a los animales salvajes que debemos proteger y el toro a los animales domésticos que podemos aprovechar. Tuve muchas muestras de apoyo para reconstruirlas y al final decidimos poner esculturas diferentes y las repusimos con un diseño distinto y más resistente. El último “Ángel de la paz” lo coloqué en las gradas de la Municipalidad de Guatemala, donde aún continúa. Para mí es un honor estar representado en el Centro Cívico. Esta ha sido mi serie con mayor penetración internacional y me ha dado muchas satisfacciones.
- ¿Cómo ve el arte durante el confinamiento y la crisis?
El arte es para el goce del hombre. El arte ético y estético se vuelve un bálsamo cuando uno se encuentra en situación de tribulación. Todas las artes son cosas que llenan el corazón y ocupan el tiempo de quienes estamos atravesando el confinamiento y la crisis. Las personas tienen ahora la oportunidad de alimentar su espíritu por medio del arte. Como artista, extraño las exposiciones, compartir con otros artistas y con el público, abrazarse y tomarse una copa de vino. Sin embargo, el arte no se ha detenido. Hay más tiempo para crear obras, reflexionar, analizar y producir otro tipo de creaciones. La pandemia nos ha dado la oportunidad para tener un cambio de valores, para cambiar la forma de ver el mundo y es una excelente oportunidad para cambiar el concepto de la felicidad material para volver al concepto de la felicidad espiritual.
- ¿Qué viene para Pepo Toledo?
Seguir trabajando; desde el año pasado estamos gestionando los permisos para hacer un “Ángel de la paz” en Israel, quizás en Jerusalén. Ahorita, por la situación, tuvimos que detenernos y seguro el proyecto quedará para el otro año. A nivel nacional estoy trabajando con la Universidad de San Carlos de Guatemala y en lo privado estoy trabajando en un edificio que se llama Museo San Mateo. Estamos por empezar un mural en la fachada y en la entrada una escultura que va a representar la empresa de ellos y arte en el interior.
- ¿Un mensaje para los jóvenes?
No hay edad para aprender y para empezar algo. A cualquier edad se puede empezar cualquier cosa. El arte es un don que Dios nos da, a todos nos da dones diversos y en diferentes medidas. Cualquier persona con un don de arte, por mínimo que sea, lo puede desarrollar, solo necesita tomar la decisión, dedicarse y aplicarse.