Develación de la escultura “Nudo neurológico al final del arco iris” del escultor guatemalteco José Toledo Ordóñez en el Centro Cultural Carranza, México, D.F. 18MY2013
Discurso pronunciado por Pepo Toledo
La obra que hoy inauguramos pertenece a la serie de mis esculturas titulada “Abstracciones neurológicas en el río del tiempo”, que han sido bautizados cariñosamente por el público como los «Garabatos” de Pepo Toledo.
En al año 2011 fui invitado a participar en la colección de arte contemporáneo “La sala del tiempo” de la empresa de relojes Nivada Swiss en México. Todas las obras hacen alusión al tema del tiempo.
Elaboré la escultura titulada “El tiempo está loco”. El acto de entrega se realizó en el Museo Diego Rivera – Anahuacalli en enero del 2012.
«El tiempo sólo es un pretexto», dice el slogan de Nivada Swiss. Desde niño, para mí el tiempo siempre fue un pretexto para pasar horas tratado de descifrar su naturaleza, el principio y el final, los límites del universo. Lo único cierto –aprendí- es que no hay un instante de quietud.
Este fue tema recurrente en un libro de versos que publiqué en 1976. Como muestra, estos versos:
“Sólo los árboles viejos dan sombra”.
“¡Qué bellos instantes los que viajan con el río del tiempo!”
“Aquí yacen todas las olas del mar que quisieron quedarse para siempre”.
“No hay lugar para un lamento ni horas para meditar. ¡Eres la sombra del viento Que se perdió en la mar!”
Alguien dijo que poesía en que no se manifiesta la angustia del tiempo que nos atormenta, simplemente no lo es. El tiempo está totalmente fuera de nuestro control.
Es inútil el afán por derrotarlo, por trascender, la utopía de ser dueño de los relojes.
El tiempo es portador de inquietud permanente, insistente, herida con lejanía, con ausencia desesperada por el sentimiento de lo que transcurre, de lo que huye fugazmente para luego retornar.
Antídoto inefable contra la ansiedad son aquéllas palabras de la Biblia que dicen: “No te angusties por el mañana, pues cada día trae su propio afán”. No puedes vencer al tiempo, tan sólo vivir en él.
En noviembre del año pasado entregamos a esta delegación la escultura «Ángel de la paz», dentro del marco del Circuito de las Naciones. Un mensaje por la paz entre los pueblos.
La obra que hoy tengo el gusto y el honor de entregar al Centro Cultural Carraza y al Jefe Delegacional José Manuel Ballesteros la escultura pública se titula «Nudo neurológico al final del arco iris». Mide cuatro metros de alto por siete de largo por cuatro de ancho.
El tema de esta escultura es la paz interior del ser humano. Paz como la que le brindó México a tanto exilado guatemalteco. Está dedicada a aquéllas personas atormentadas por la angustia del transcurrir del tiempo.
Después de la tormenta, viene el arco iris. En la Biblia aparece por primera vez después del diluvio, como señal del pacto que Dios establece con el ser humano a perpetuidad.
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