La Escultura de PepoToledo por Maurizio Colombo

By admin 10 años ago
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La escultura de Pepo Toledo: “Memoria de la Naturaleza”.
Arte Urbano y Espacio Público
BOSQUE URBANO.

José Toledo Ordoñez es el artista centroamericano más resoluto a cortar los puentes con todas las tradiciones y a prohibirse cada desarrollo que no fuera un salto cualitativo: la suya no es una teoría ni una poética del espacio, es solo la afirmación lucida y firme que cualquier cosa que conscientemente se hace es crear, inventando el “espacio”. Con estas Esculturas Urbanas destruye la ficción espacial y destruir la ficción significa recuperar la verdad. Indudablemente, para Toledo, el arte no depende de una cultura exterior al arte mismo, ni se mueve en la órbita de una filosofía o ideología. Esto depende de la persuasión de que la cultura que se realiza en el arte es autónoma e insustituible. Tal vez existe un otro ojo, otra vida, una visión de otro género, para descifrar con libertad onírica el universo expresivo de Pepo Toledo en su colección de esculturas “Bosque Urbano”. En un espacio imposible todo deviene posible, las formas parecen fluctuar en un vacío sin tiempo, sin reglas gravitacionales, en una síntesis de instinto y razón, en representar lo que hay más allá de lo visible por el extraordinario poder de dar vida a la vida, o sea interpretar y traducir la esencia de la naturaleza misma. Cada escultura es un indicio, revela un evento pasado o pre-anuncia un futuro.

Empezamos con reconocer su vocabulario formal entrando en su mundo estético y emotivo. Toledo imagina la escultura como “diseño en el aire”, interpreta el espacio, lo captura, lo ocupa con unas formas alegóricas de árboles; cuando el sol toca la corteza metálica, la luz baila sobre la superficie de las esculturas, simulacro e alegoría de un nuevo bosque; hay un lirismo en estas esculturas, por efecto de una luz que desafía la solidez de los materiales. Las obras parecen comunicarse la una con la otra, las superficies metálicas constantemente cambian porque son totalmente influenciadas por las variaciones de la luz y del tiempo, son presencias naturales, todas juntas se trasforman en un jardín ideal, simulacro de un parque escultórico, donde el arte se coloca e interpreta la naturaleza en un contrapunto armonioso. La sensacional interacción de estas formas hechas por el hombre, crea y realiza el perfecto equilibrio entre la creatividad humana y lo natural, tan rara en el mundo de hoy. Las formas escultóricas de Toledo son un gesto electivo y regenerador, que trasforma la materia metálica insignificantes en objetos significativos para el espacio. Si Calder con sus móviles re-encuentra en la metalurgia de su tiempo una vía que regresa a la naturaleza, Toledo «sustituye a la naturaleza de Calder, con la certeza de la historia: la presencia del hombre». Basta separar la materia de su función utilitaria, y de inmediato asume un significado simbólico que va mas allá del propio límite, asumiendo un concepto espacial.
La escultura de Toledo viene caracterizada por un predominio del sentido de la visión en su percepción, lo que ha producido una nueva perspectiva en la captación de los espacios urbanos. Por otra parte ofrece una percepción multi-sensorial del espacio como “Memoria de la Naturaleza”.

Las expresiones del Arte Urbano y el espacio público de hoy según Toledo, nos convocan a la revisión y profundización de las nociones teórico – prácticas (artísticas) que las sustentan, para con ello descifrar sus tendencias o su incidencia en la cultura, la sociedad y la ciudad contemporánea.

Así como la Plaza, en tanto espacio público, ha dejado de ser el foro por excelencia para el encuentro ciudadano; también, en la ciudad, se manifiestan cambios en las prácticas artísticas, se estructuran códigos que han roto con los referentes del lenguaje “académico clásico” para introducir un amplio espectro de posibilidades expresivas y relaciones participativas comunitarias.
El espacio público entre el avatar y el uso espontáneo surge como campo experimental de creación, atrás quedan los códigos del trazo clásico, del “Monumento Conmemorativo” del tiempo, sus personajes y el lugar, y/o la huella de la escultura y el espacio moderno anunciando el futuro que se ha instalado.

Toledo es consciente que las esculturas exhibidas en ciudades y parques componen una cautivante apropiación del paisaje. Pero por sobre todo, cuando el arte se hace urbano se enlaza el acto creador al sentido cívico, como manifiesto valioso del poder de representación.
Con esta propuesta artística Toledo no trata del mito del artista, sino de su sentido cívico.

No trata acerca del vacío existente entre la cultura y el público, sino que busca que el arte sea público y que el artista sea de nuevo un ciudadano.

Maurizio Colombo

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  Crítica
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